domingo, 6 de septiembre de 2009

GUILTY

Desearía hoy contar lo que me ocurrió hace unos pocos días cuando me encontré con uno de nuestros camaradas. Él, seguramente dejándose llevar por su impetuoso ánimo, comenzó a despotricar a diestro y siniestro. “ ¡Camarada! – dijo- esto es un atropello. El maldito hijo de mala madre se niega a trabajar.” “Calma camarada, explíqueme lo sucedido. ¿Qué es eso que tanto le altera el espíritu?” “Pues verá, hace unos días que quiero visitar una librería y ¡no se lo pierda! Está siempre cerrada. Dos veces fui a lo largo del mes de Agosto, pero estaba cerrada. Resulta que el librero se toma el mes entero de vacaciones. No se conforma con dos semanas no. Necesita el mes entero y natural, de uno a treinta y uno. Bueno, pase el caprichito del señor, pero lo que me subleva es que el pasado sábado por la mañana, (se entiende que ya había pasado Agosto) me dirigí en pos de aquel libro que tanto me interesaba y ¡figúrese! Estaba cerrada. Pues ya es el colmo que después de un mes entero sin dar ni palo, no se digne a abrir un triste sábado por la mañana. Camarada ¿no le parece a usted irritante?”

“He ahí a un hombre libre” respondí. “¿Un masón?” “No hombre no, un masón no. Un hombre libre. Un hombre que se gana la vida de forma honrada con su librería, pero que no ha de rendir cuentas a nadie y por tanto trabaja cuando le place. Dime, seguro que cierra para comer” “Pues eso no lo se yo, pero casi seguro” “Verá camarada, hombres como estos hay más bien pocos. Le sugiero que se dirija a la librería en un día y hora razonable, se haga con ese dichoso libro y hable con él. Seguro que le dará algún buen consejo.”

Nuestro camarada pareció satisfecho con la respuesta y yo seguí mi camino mientras reflexionaba en el hecho en si. Un hombre libre…Claro, ojala todos fuéramos como él. Si todos, absolutamente todos, al ir a una entrevista de trabajo al oír que se exige trabajar fines de semana dijese: “De eso nada, adiós muy buenas.” ¿No nos iría mejor? ¿No tendrían que ajustarse las leyes del mercado a ese patrón? Imaginen que nos ponemos de acuerdo y conseguimos que existan días para descansar de todo. Descansar del trabajo, descansar de ir a comprar, descansar del gasto superfluo, descansar del perpetuo consumo, simplemente…descansar. Sentarse a leer, pasear por el parque, charlar con unos amigos.

¿Dónde está ese primer adalid que dijo no? Seguramente no está y es que ya lo dijimos: el ser humano se deja llevar por el servilismo, por que piensa, egoísta el, que eso va en su propio beneficio, cuando en realidad no hace más que perjudicarle a él y a al resto de sus semejantes. Por ello, pagamos todos. El poder de un pueblo reside en su totalidad no en la democracia tal y como la entendemos hoy que no hace más que dividirnos y enfrentarnos. Nos torea, nos marea y nos confunde a su gusto y para su beneficio. Si todos renunciamos a ese servilismo, al esclavismo, a aceptar condiciones miserables de vida, entonces quizás aparezca la luz al final del túnel.

Pero mientras tanto seguiremos dando palos de ciego, pero palos al fin y al cabo. Y eso al menos a algunos les basta. Hasta que no nos demos cuenta de que todos somos culpables, nada cambiará. El día en que la culpa de todas las miserias y desgracias sea compartida por todos, pues igual de culpable es quién actúa de mala fe como el que lo consiente y más todavía el que transige y pone sus posaderas en pompa, será el día en que el hombre de verdad despierte a su ser. Lo repito: todos somos culpables. La cuestión es ¿quién está dispuesto a dar el primer paso? Nadie. ¿Por qué? He encontrado que la respuesta a esta pregunta tan esencial es que el hombre no tiene fe en sus semejantes y es por ello que prefiere ahogarse solo a que le digan cómo lo tiene que hacer.


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