lunes, 24 de agosto de 2009

A THOROUGH INVESTIGATION

Quisiera hoy sacar a la luz un reciente estudio realizado por uno de nuestros camaradas. Sus investigaciones tienen toda la garantía que ofrece el moderno método científico: ninguna. Pero sus conclusiones son del todo apabullantes. Esto es: el ser humano tiene una tendencia de carácter positivo al servilismo. Esto no solo tiene relación con que sea un ser vil, no. Es más bien con la tendencia a postrarse, a ponerse de hinojos, a inclinarse ante algo: un ídolo, una idea, un concepto, una persona.

El ser humano dotado de libertad prefiere inclinarse ante algo antes que afrontar el duro ejercicio de responsabilidad que conlleva el uso del libre albedrío. Algunos se inclinan del mismo modo que lo hicieron sus padres y otros encuentran otros lugares en los que dejar su libertad. Hay que entender esta aquí no sólo como la capacidad de elegir, sino como el hecho diferencial definitivo que nos convierte en seres humanos y no en meras marionetas.

Paso ahora a referir parte del estudio realizado. Al preguntar a una persona cómo se considera a sí misma estas fueron las diversas respuestas: yo soy de izquierdas, yo de derechas, yo católico apostólico y romano, yo musulmán, yo ateo, yo librepensador, yo español, yo negro, yo vasco, yo francés, yo ciudadano del mundo, yo comunista estalinista, yo falangista, yo punki, yo moderno. También, al preguntar qué libro tienen en su mesita de noche, y entiéndase la pregunta en su sentido metafórico, es decir su obra mejor valorada, más leída o influyente, las respuestas fueron muy variadas: la Biblia, el Corán, la biografía de Sabino Arana, yo la de Bakunin, el Kamasutra, la vida de Pablo Iglesias, Mis ocho años de gobierno, Así habló Zaratrusta, la guía de la tele, Business for Dummies, Ignacio: ese necio. Como ven, un amplio elenco de lo más selecto.

Qué se deduce de estos comportamientos. Que el hombre necesita adoctrinarse. Y si no lo hace por propia iniciativa lo hará de forma inconsciente. Se llena a sí mismo de etiquetas con las que se presenta al resto de la gente y en base a las cuales rige su comportamiento. Un ejemplo: está demostrado que si un ateo trata de explicar la teoría de la evolución de Darwin a un creyente de la fe cristiana, este último invariablemente se ríe y compadece al pobre ateo.

Esas etiquetas son las que marcan sus inclinaciones y nos dan una pista de dónde exactamente se inclina, se arrodilla esta persona. El objetivo de este subterfugio no es otro que delegar el uso responsable de la libertad y a la vez disimular la condición humana. Un individuo tiene antes una conciencia de nación, de clase social, de raza, de pensamiento político o religioso, de tribu urbana que de su propia humanidad. El día en que todo este cambalache desparezca será el día en el que podamos entendernos y arreglar nuestros problemas. Pero mientras sigamos empeñados en defender lo que creemos que somos y no lo que verdaderamente somos no se resolverá nada.

Estas son las consecuencias esenciales a las que nuestro querido camarada ha llegado. Su intención es hacerlas públicas y que todos se puedan beneficiar de estas conclusiones que según él ayudarán a mejorar la vida en el planeta. Pero a la vez tiene un pánico terrible. ¿No será todo esto algo más ante lo que inclinarse? ¿Un motivo más de disputa? ¿Una nueva forma de sumisión? ¿Una esclavitud disfrazada con buenas intenciones y nada más? ¿Otra barrera a la comunicación? Desafortunadamente la respuesta a estas preguntas ya no la podemos dar nosotros.

martes, 18 de agosto de 2009

SAY BITCH DO

Sencillo jeroglífico. Di, puta, do. Me pregunto de dónde vendrá la palabrita de marras y si será cierto que, al igual que las putas, ganan dinero jodiendo. Desgraciadamente me temo que es así. Y lo peor no es que ganen más que suficiente durante el tiempo en el que ejercen su función. El problema es que, cuando dejan de ejercerla, ¡también siguen cobrando! Y pueden dedicar su tiempo a lo que les plazca, que suele ser en muchos casos vivir del cuento aprovechando la gran cantidad de amigos, contactos y gentuza variada que han conocido durante el tiempo en que han estado holgazaneando en fiestas y convites y engordando el culo en hemiciclos, conferencias y chiringuitos de playa, si la dicha es buena. Y no contentos con ello, encima son intocables por la ley. El sacrosanto Imperio de la Ley se lo pasan por el forro de los cojones. Perdón por la grosería. Pero no van por ahí los tiros. No son los tiros de farlopa que vuelan por los retretes. No. Van por donde Tejero: ¡a la cúpula del Congreso!

Me pregunto yo. ¿Qué lleva a un individuo a querer representar a los españoles? ¿A dar su vida y su tiempo en algo que parece tan tedioso y aburrido? Quiero pensar que hay gente con ilusión, que en un principio cree de verdad en la posibilidad de cambiar las cosas. Gente con ideales de justicia y de libertad. Personas dispuestas a dejarse el entrecejo para que nosotros, españolitos de a pié le joda a quien le joda, podamos vivir con la seguridad de que nuestros hijos tendrán una educación seria, acceso a servicios sanitarios como Dios (si, amigos, con mayúscula) manda y para nosotros, ay angelicos, una jubilación que nos permita jugar al ajedrez en el parque los días de sol sin preocuparnos porque la nevera esté vacía.

Pero claro, el alma humana es frágil y se corrompe con suma facilidad. Qué sencillo resulta doblegarse y humillarse. Así acaban todos ellos, y nosotros, legión de necios, se lo permitimos. Ellos van a lo que van. Un diputado debería sentirse pagado con tener la posibilidad de servir a su país. Que tenga un sueldo digno mientras tanto lo comprendo. Pero ya vale de prebendas. ¿Quién se creen que son? ¡Señores feudales! Basta ya de pamplinas. Cuando acaben de servir, que se pongan a trabajar como todo hijo de vecino. Por que no son más que eso, nuestros criados. La culpa es nuestra que les hemos elevado a lo más alto. Un saludable gobierno reformista que buscase el bien del país haría una limpieza en profundidad de todos aquellos que no hacen más que chupar de la borrega, mientras que nosotros le damos a la sopa boba que nos ofrecen.

Mi propuesta es que se acabe con tanta tontería. Lo primero es terminar con la militancia política, cuna de sectarismos y dogmatismos que a nada bueno conducen. Ningún diputado o senador debería de tener ideología política. Coño, para ponerse de acuerdo en cuántos médicos necesita un hospital no hay que ser rojo o azul. Tan solo hay que tener sentido común. Ese sentido tan poco común y que de nada vale si no lo tiene el vecino. Se necesitan cuestionarios de aptitudes y un análisis profundo de las motivaciones de cada individuo. ¿Viene usted a trabajar o sólo por la pasta? ¿Cómo puede ser que haya gentes sin estudios, sin formación, terroristas del lenguaje, sectarias a más no poder manejando asuntos que claramente les vienen grandes? La explicación se llama mamoneo político. Nos ofrecen una bolsa cerrada con los candidatos y ya está. Te guste o no te guste es lo que hay.

Votantes de base ¡despertad! Sois tan culpables del desastre como ellos. Con vuestra persistente insidia permitís que vivan como grandes señores. ¿Hasta dónde les vais a permitir llegar? ¿Cuándo echará el cierre esta fábrica del disparate? Con lo sencillo que es todo. Ellos están tranquilos en sus sillones de cuero porque saben como entreteneros y mantener vuestra mente ocupada. Son maestros del despiste, fabricantes de cortinas de humo. Culpables somos todos, que lo hemos permitido. Que esos hijos de puta dilapiden según su mejor parecer lo que es de todos. Pero insisto, tan culpable es el que roba como el que lo permite. Y esos sois vosotros, votantes de base incapaces de analizar la circunstancia y pendientes siempre de que no gane el enemigo. El uno por el otro, la casa sin barrer. País de burros.

martes, 4 de agosto de 2009

NEVERMIND

Mundo moderno, sociedad de la información, desarrollo sostenible, nuevas tecnologías, derechos humanos, seguridad, primer mundo, democracia, libertad, España. Vivimos en la gran época del hombre. Las sociedades civilizadas y avanzadas han llegado a su estado natural de paroxismo extendido en el tiempo de forma infinita. Esto es, el clímax de nuestro avance social se mantiene fijo, inalterado, impasible ante las adversidades, las críticas y los golpes del enemigo sectario, del asesino de la libertad, del terrorismo, del extremismo, de los totalitarios que nos amenazan con soflamas de índole moral, que hablan de valores y no de moral laica, destilada de lo más progre, cutre y rancio del resentimiento de los bautizados, confirmados y nunca confesados. Orejas para qué os quiero.

Cierto es que tenemos libertad. Pero en estos tiempos, ya no locos sino rematadamente estúpidos, la libertad ya no es una cuestión ética. No se plantea en términos de qué es la libertad, de qué nos sirve y sobretodo qué es lo que hace al hombre verdaderamente libre. Nuestra libertad es elección. Eso se no explica de pequeños. Podemos elegir. Tenemos libertad de acción, libertad de elección, libertad de movimiento, y si alguno se aviene a pensar, libertad de pensamiento. No se engañen los creyentes en la democracia, ésta siempre ha existido. Otra cosa es la libertad de expresión. Cuando somos pequeños y nos explican la historia, nos hacen creer que es lo mismo (pensamiento y expresión) para magnificar el terror del pasado. Nadie puede callar esa voz, nadie. Pero, me voy por las ramas…

¿Qué estaba diciendo? Ah, si, la libertad. Mi libertad acaba donde empieza la tuya. Es una definición razonable, que debería fomentar la convivencia y el espíritu de vecindad. Pero cuando tu vecino es un hijo puta desconsiderado, uno deja de creer en eso. Vivimos en una tierra libre. ¿Libre? ¿Está acaso libre de la tiranía de los corruptos? ¿Libre de aquellos que a golpe de puchero, caldero, marmita y propaganda diseñada para el más memo del barrio se perpetúan en el poder? ¿Libre de los dictadores de las modas? ¿Libre de putas en televisión, canallas desgreñados, corruptores de menores de treinta? ¿Libre de publicidad en todas las esquinas? ¿Libre de parques temáticos, ideas tontas descafeinadas, cerveza Light (por el amor de dios en qué estamos pensando), libre de censura?

Así podríamos estar un buen rato. ¿De veras? Si. Es cierto que disfrutamos de una sana libertad. Puedo pasear por la calle, estar en el bar, sentarme en el parque, ir en bici, hablar de política, de la guerra, de literatura, verter opiniones fundadas o infundadas, construir teorías bizarras, gritar, montarla,…y la censura será solo la que mi pudor mi imponga. Es decir, dependerá de dónde y con quién me encuentre. Hay gente que se pone nerviosa según que cosas digas. La autocensura no morirá nunca camaradas. Sin embargo no dejo de pensar que nos quieren ahogar, con sus normas y más normas y más regulaciones para absolutamente todo lo que uno pueda llegar a imaginar y a veces incluso más. Sospecho que de aquí a unos años freír unos calamares en tu casa será un delito castigado con la cárcel. Tiempo al tiempo. La idea es irnos limitando, poco a poco. Esto es un proceso, porque la historia ha demostrado que los cambios bruscos y las revueltas llevan a ciertos sectores de la población a la disidencia.

Así llegamos a la nueva libertad; nuestra libertad. Somos tan solo libreconsumidores. Gente, personas, humanos incluso condenados a consumir. El cerco se va cerrando, y la prueba es que no se reforma el sistema educativo. A nadie le interesa. Primero porque eso no da votos en el corto plazo y segundo porque nuestro sistema libertario (de carcelario) no aceptará personas formadas. Gentes cultas y educadas con punto de vista propio. Con capacidad crítica y sobretodo con ganas de señalar los defectos no con el ánimo de insultar sino con la intención de corregirlos. No. En lugar de eso tenemos la tele, porno en Internet, fútbol, bares de copas, Harry Potter, legiones de universitarios que no saben hacer la o con un canuto y otros tantos, valerosos, criando malvas en algún culo de saco.

Premio al pelotero y arrastrado, al que pone el culo y nos pone a todos a su nivel. Podría cerrar con un “así nos va” y unos puntos suspensivos pero no. Podría ser también con un “ cada uno lo que se merece”, pero no. ¡Despierte! ¡Avive el seso dormido! ¡Sacuda el mantel de las migas de la estupidez! ¡Grite! ¡Cabalgue la verdadera libertad! ¡Salga del sueño, del suave letargo, de la duermevela de frío de cuchillo afilado! ¡Vuelva! ¡Vuelva España! ¡Vuelva la cordura, vuelva la razón! ¡Vuelva La Pepa, vuelva Don Miguel! ¡Vuelva! Vuelva tan solo un poco de sentido común, solo eso. ¡Camaradas, en pie! ¡Despertad, malditos, despertad!


contador de visitas