viernes, 5 de septiembre de 2008

CONRADIUM TREMENS

En esta oscuridad en que me veo envuelto no veo ni la necia cortina de humo que mi puro propaga, como una explosión invisible en el medio del cosmos. Mi mano está bien adiestrada y sabe perfectamente lo que tiene que hacer en cada momento. Arranca un lento y torpe movimiento que enlaza la superficie de una mesa de plástico de color blanco con mis labios. Inclino la cabeza y el propio aire me golpea con rabia y me insufla alcohol en los pulmones. Todo se mezcla allí dentro. El aroma del puro, el alcolazo, el renegror de la carne quemada y los restos sedimentarios de miles y miles de años que han servido para apagar la fuerza del hambre.

Veo un luz. Una llama difusa en el horizonte. Me levanto y oigo un objeto golpeándo contra el suelo. Es mi rodilla que mañana se resquebrajará de dolor. Pero ahora no distingo una rodilla de un calcetín. Hago caso omiso de lo que hay a mi alrededor. La oscuridad acaricia mis poros y me envuelve en una manta de poder eléctrico, llevándome envalentonado y confiado hacia la luz. La veo arder en forma de cruz. Sonidos caen en mis orejas que recuerdan al origen y al fin de todo. La cruz arde y pronto se resquebraja en dos partes y todo a su alrededor es luz y calor. Tambores lejanos suenan y no veo a mi operador de cámara. Maldición. Mis pies siguén el rumbo ya trazado y doy saltos alrededor hasta que todo desaparece. De un vuelco. De un giro atroz y desalmado todo desaparece. Oigo voces. Noto como mi corazón late emocionado. Y noto como algo caliente se va depositando lenta y uniformemente sobre el. Dibujando una espiral.Tengo miedo porque no quiero que me lo arranquen. Run...

Aquí nunca llegará la luz del día. Aquí vienen las almas a dar su último salto. Su última pirueta en esta vida. La luz no puede atravesar el frío mármol. Ni la oscuridad. Aquí no queda ya nada.
Los enanos han recogido el banquete y hasta los esclavos han comido. Con gran ceremonia han cerrado las puertas y ya no quedan corazones para atar. Ha llovido infortunio. Las heridas de las encías han dejado de sangrar y ya suenan las trompetas. Grúas invisibles han abierto un gran socavón donde van cayendo todas las desgracias. Las propias y las ajenas. Resuena ya a lo lejos el torbellino del olvido que ha de barrerlo todo para luego hacernos creer que todo ha sido un mal sueño.

Abro los ojos y que el diablo me lleve ahora mismo si se que es lo que ha ocurrido. Quisiera correr pero no tengo fuerzas. Quisiera levantarme pero me han robado los pies. Quisiera dormir pero no tengo sueño. Quisiera querer no querer nada, pero sería querer demasiado. Quisiera creer en algo pero no hay salida. Quisiera no tener hambre pero la nevera está llena. Alguien ha llenado de estrellas al cielo para que me pregunte porqué diablos se llaman estrellas. En lo alto o en lo profundo alguien urde un complot. Y puede ser cualquiera. Cualquier día. Cualquier segundo. There´s no way out of here...

2 comentarios:

Pedro Estrada dijo...

Su mejor entrada hasta la fecha, mi estimado Zhukovsky. Todo en ella huele a cementerio y alcohol e incluye frases poderosamente evocadoras. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

Entradas como esta me hacen añorar la feliz inconsciencia, el salvajismo premeditado y el descontrol sin consecuencias. ¿Sin consecuencias? Hemos dormido tanto tiempo... Hemos estado tan contentos... Ahora se hace duro comprobar que no hay santidad que sobreviva un verano entero. El Hotel Conrado es solo la ausencia de cualquier otra cosa. Por eso lo echo de menos. Y a sus extraños habitantes.


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