sábado, 9 de agosto de 2008

LIES AND SLAVES

Qué lentas pasan las horas a veces, y sin embargo los días surcan veloces el tiempo. Uno no sabe que hacer, tratando de saborear la brisa estival y recibiendo solo polvo y carbón. Se me llevan los demonios en un trágico atardecer. Y los planetas cabalgan en línea y ni me entero. Ni lo siento. No percibo nada anormal en el aire. En esos momentos desparece la magia y el mito.

Y mientras, algunos se empeñan en recordar. Yo recuerdo alguna películas cuyos héroes murieron por alguna idea absurda acerca de libertad y dignidad. Y lucharon por la paz. Qué fina ironía. Luchar por la paz. Algunos acaban descuartizados y otros en la cruz. Ejemplo de lo que se hace con lo revolucionarios. Qué lección puede sacar el gran público de todo esto. Puedes tener tu minuto de gloria. Pero caerás porque somos más y más fuertes y no conocemos la compasión y nuestra más grande ambición es la dominación, la esclavitud de los demás y acumular poder y riqueza en nuestras manos. Y perpetuarlo. Dominio y control. "Yo soy libre. Si quiero me puedo cambiar de compañía de teléfono". Puedo elegir entre multitud de centros comerciales y comprar lo que a mi me de la gana. Yo soy muy libre." Pongamos estas palabras en boca de casicualquiera. Angelicos. Yo, soy un esclavo. Todos lo somos. There is no way out.

Es triste, pero mejor admitirlo cuanto antes. Somos esclavos del corporativismo y del consumo descerebrado. Algunos memos tratan de suavizar esto y utilizan bonitas palabras como el consumo responsables. "Recuerde comprar la pasta de dientes que no venga en cajita de cartón." Bravo. Grandes soluciones. Comercio justo. ¿Será cierto? ¿Qué quieren decir? ¿Que al niño que se quedo ciego hilando carteras en Hong Kong le han regalado unas gafas? Todo es falso y todo es engañoso. Y alguien tiene bien sujeto un aro de fuego y un látigo para asegurarse de que todos pasamos por el. Sin excepción.

Perros obedientes. Esclavistas. Negreros. Hijos de la gran puta. De arriba o de abajo de la izquierda o de la derecha. De cualquiero color, todos, en última instancia y tarde o temprano, van a tratar de hacer lo mismo. No importa que disfraz se pongan o lo blanca y amplia que sea su sonrisa. Todos quieren poder. Harán chistes para ganar la simpatía de otros. Serán correctos en todo punto. Siempre dirán que quieren la paz y el diálogo y la gran mentira de nuestro siglo. La democracia. Es hermoso asesinar en nombre de nuestra nueva religión. "Ese, es un dictador antidemócrata. Un sucio hereje que no merece otra cosa que la horca. Exterminar también a su pueblo porque son incapaces de valorar nuestro precioso sistema de valores. Prefieren comprar en pequeñas tiendas y se niegan a que se les imponga dónde, cómo y cuándo."

Manejar a la gente como marionetas en un teatro de bajo fondo portuario. Todos mienten. Todos tratarán de ponerte un collar y un detector implantado en el cuello. Y electro-shock. Y apretarán el nudo en tu garganta. Y matarán si es necesario. Te darán dos horas de sueño por semana. Y te harán creer que eres libre. Crucificarán a Dios en la pantalla una vez y otra vez y otra vez y te harán creer que existe el perdón. La redención.

El tiempo sigue su inexorable caminar y nada cambia. O todo cambia. Y cambia tan rápido que en un instante vuelve a ser como siempre ha sido. Negro y oscuro es el corazón del hombre, pero incluso el más repulsivo y odioso sabe que todos quieren un refugio. Un lugar donde no ser un extraño ni encontrar desdén en la mirada. Un hogar. Un agujero donde enterrar la cabeza y no ver nada más que lo que uno ama.

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