lunes, 27 de octubre de 2008

AN ENCOUNTER

No se si estoy en el hotel o solo en una casa en la montaña. Da igual. Da igual, porque, esté donde esté las vistas son hermosas. Hace ya rato que ha amanecido pero aquí no se nota. Una espesa niebla cubre todo el valle y solo alcanzo a distinguir una sombra. Un indicio que me cuenta que allí se esconden las montañas. Frescas y húmedas en una mañana de octubre. Pero el sol, héroe legendario, es un tipo testarudo que se toma su trabajo en serio. En unas horas sus rayos acabarán con la niebla como quién se sacude el polvo de un guante. Y así, la niebla profunda, gris y oscura se levanta, se oculta en lo profundo del bosque dando paso a un día limpio, azul, claro, cristalino. El sol calienta mi cabeza y lo agradezco. Es hora de partir.

Al fin el depósito está a rebosar. Aparco mi dos caballos amarillo a un lado de la gasolinera. Reluce como el mismo sol, brillante y llamativo. Aunque los golpes, el trajín y los 26 años que lleva sobre sus ruedas lo han deslucido un poco, todo hay que decirlo. Sea como sea, eso no me impide ser el centro de todas las miradas. No por mi boina de garrulo irlandes, no. Es mi coche el protagonista. "De estos ya se ven más bien pocos". Me giro y veo a un anciano, con gorra negra y perilla amarillenta, enmarcando unos labios finos y hambrientos. Me mira con sus ojillos marrones y se ríe. "Yo con uno de esos me recorrí toda Europa. Bueno...en Rusia nos quedamos a las puertas." Le pregunto más acerca de su viaje. Parece una historia interesante. Me cuenta que recorrió toda Francia haciendo propaganda para Citroen. El y sus amigos con una caravana de coches como el mío. Es normal, me dice. No me quedó más remedio que ir a Francia tras la guerra.

De forma desordenada este hombre de 89 años me cuenta su vida. A los 16 años luchó en el frente de Madrid defendiendo la República. Se caga en los muertos de los curas, que según el ordenaron el fusilamiento de 19 compañeros suyos en Guadarrama. Después les cortaron los testículos y las orejas y se los pusieron en la boca. Y desaparecieron. Luego se fue a Alemania a un campo de concentración. Suelta unas frases en alemán y me pregunta si yo hablo alemán. Ingles le digo. No me responde. Allá, en Alemania en los años 40 le enviaron a Rostock, al norte de Alemania, en el Báltico. Le tocó trabajar construyendo submarinos para los alemanes, hasta que acabó la guerra. Entonces le metieron en un tren y lo llevarón a Jaca. De allí a Madrid. Y lo enviaron aquí. A Ayerbe. Un pueblecito en el prepirineo aragones. Le mandaron ir a por los maquis. "Y unos cojones, les dejábamos mendrugos de pan escondidos para que comieran". Y se descojona. Luego hablamos de la iglesia, de los curas del ejército, de Rouco Varela, de Afganistán.
Me enseña con orgullo un llavero con la bandera republicana. Se va, es la hora de comer en la residencia. "Que tengas suerte en la vida muchacho".

En unos minutos acabo de encontrarme con una persona que ha vivido más que toda nuestra generación junta. En sus años de alegrías y pesares a recorrido con sus huesos los hitos más destacados de la historia de España y de Europa. Y todo eso quedará en el olvido cuando el desaparezca. Se supone que esto es la memoria. No la ley que se han sacado de la manga los socialistas con intereses claramente partidistas. No seré yo quien niegue el descanso y el reposo final a nadie. Pero si de verdad quieren saber, antes de juzgar, antes de acusar, antes de enervar, más valdría preguntar a estos ancianos acerca de lo que es la crueldad humana, la guerra, el hambre, la muerte, la destrucción. Esa es la verdadera "memoria" que hay que recuperar antes de que el olvido se apodere de todo y solo queden falsas interpretaciones de hechos pasados. Esos son los recuerdos que hay que conservar. Pues fueron ellos quienes construyeron la historia, no un puñado de resentidos pseudodemócratas que solo aspiran a convertir en "verdades" su ambición y sus ansias de poder.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola muchachote, de verdad.. has pensado en, yo que se... casarte... tener hijos... ehhh, yo que se... rellenar cuadernos rubio...
Te recomiendo unos dias de vacaciones intelectuales, dejar tu mente en blanco, gritar al mundo: Me habeis hecho llorar.
Recibe un abrazo.


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