miércoles, 10 de diciembre de 2008

THE NAVEL OF THE WORLD

Muchas veces se ha hablado aquí de la infamia del ser humano. Pero pocas veces se ha hablado de forma concreta. Dejadme pues hilar y argumentar un pensamiento. Un pensamiento blanco. Quizás si el devenir histórico hubiese sido diferente, hoy el mundo vería un hegemonía negra o una amarilla o una roja o una marrón. Pero lo cierto es que es blanca. Es el poder absoluto de la raza blanca. O más bien, del color blanco. Un mundo en el que ser blanco te abre más puertas que si eres negro. En un mundo en el que las empresas de cosméticos se forran vendiendo productos que blanquean la piel. Y no me refiero a Michael Jackson. En India, en Pakistán y en muchos países del sudeste asiático, en cada colmado de cada esquina, se venden cremas y ungüentos que blanquean la piel. Y según ellos te hacen más guapo y atractivo.

El hombre blanco llegó a África, a Asia, a América colonizando, conquistando, destrozando, robando y matando. Luego abandonó las colonias a su suerte dejando tras de si terribles conflictos alimentados por ellos mismos. Sacando de nuevo beneficios vendiendo armas para que se maten los unos a los otros. Para luego enviar ONG´s y ayuda humanitaria (pues así la llaman). Salvemos a esos pobres niños de la muerte. A esos que ves agonizando en tu televisor, cubiertos de moscas y miserias. Les damos vacunas que reducen la mortalidad infantil y nos ponemos la medalla, sin pensar que luego no van a tener medios para subsistir o alimentarse. ¿No es un poco como el debate de la eutanasia? Prolongamos un poco más miles de vidas abocadas al sufrimiento y a la desgracia. Y finalmente a la muerte. La moral occidental.

Así somos los blancos. Quizás en algún rincón de la memoria colectiva (ya explicada por el Dr. Cabrera, que como veis en cualquier lugar te lo encuentras) estamos tan arrepentidos por el colonialismo y el mesianismo de siglos anteriores que nos vemos obligados a ayudar de una manera o de otra. Bien con donaciones o con acción directa. Y tampoco lo niego. Me parece bien que se quiera ayudar a gente que de verdad lo necesita. Que está jodida del todo y que no tienen acceso a nada de nada. Pero eso nos conduce de forma inexorable a la estupidez y sobretodo a la prepotencia y soberbia blanca. Y como muestra un botón.

Aletargado me encontraba el otro día, con la mente oxidada y la vista posada en el televisor. Me tope entonces con un programa sobre ONG´s y las tareas que en diferentes países realizan. En el país de las dos mentiras de la República Democrática del Congo dos españoles tratan de dar recursos a los cazadores. Ellos vivían de la caza, hasta que cierta zona la convirtieron en Parque Nacional, y por tanto en espacio protegido. Nosotros ya solo cazamos por deporte así que no entendemos que otros tengan que hacerlo para vivir. La idea fue crear talleres de figurillas para luego exportarlas y venderlas en Europa como decoración exótica. Y los cazadores dejaron de cazar y los animales vivieron en paz. ¿A comer perdices? De caza no, por supuesto.

Ahora viene lo bueno. Se consiguió hacer algo, y me parece bien. Pero el asco me corroe cuando veo a la mujer blanca decir con orgullo y soberbia:” Acabo de hablar con ellos y les he preguntado si volverían a la caza si ya no tuvieran el negocio de las figurillas. No, dicen ellos, ahora sabemos que hay otras opciones”. La sonrisa de satisfacción de la señora es notoria. Nosotros tenemos el derecho moral a decirles cómo deben de ganarse la vida. Lo que es el respeto por el medio natural y los recursos. Nosotros podemos decirles a estómagos hambrientos cómo deben de ganarse la vida para llenarlos. Lo que está bien y lo que no. Nosotros somos la autoridad moral inequívoca. ¡¡Nosotros!!. Que hemos prostituido la tierra y arrancado de su corazón todo lo que hemos querido y más y nos gustaría poder hacerlo en otros planetas. ¡¡Nosotros!! Pálidos terrores sedientos de sangre.

2 comentarios:

Pedro Estrada dijo...

- ¿Qué pasa en el Congo?
- Que al blanco que pillan lo hacen mondongo.
¡Tissss! -golpe de platillo-.

(Viejo chascarrillo popular ibérico)

Anónimo dijo...

-Jodo macho, ¿te das cuenta de lo grande que era Egipto? - Luis miró expectante a Adrián, esperando que cambiara el semblante de aburrido por otro mas apasionado.
-Ya te digo... era enorme. - respondió Adrián que seguía con su mirada fija en el vacío.
-Si, pero no te hablo de tamaño, sino de la grandeza de civilización... -Seguía esperando despertar el interés de Adrián.
-Si, tio, fué la ostia. - dijo sin estar muy convencido.
-Que si Nefertiti que si Ramsés...
-Ya... bueno, no se mucho de eso, pero me suena de que si. - miró por fin a Luis, en realidad no quería seguir hablando de eso porque dejaría al descubierto su ignorancia una vez mas.
-Si... esta mañana mi madre se ha quedado en la cama. - dijo haciendo acopio de sinceridad.
-No jodas, tio, ¿está "costipada"?, ¿tiene gripe? que... - dijo mostrando por fin expresividad.
-Dice que está cansada y que no puede más, que no tiene fuerzas para levantarse y que nosequé..., últimamente está muy rara, se cansa enseguida, buff. - Luis se mesó la barba y resopló, tenía una especial relación con su madre y este tema le afectaba bastante.
-Joder tío, que marrón, no sé... habéis llamado al médico?
-Ya se lo he dicho, pero dice que ya se le pasará. - cabeceaba negando.
-Buah, no te preocupes maño, ya se le pasará pues.
-Eso espero, ¿tienes fuego? - zanjó tajante el tema.
-Ostia tío. te podrías comprar un mechero... - ofreciéndole raudo su mechero.
-Ya te regalaré unoooh, gruñón, es que creo que si tengo mechero fumo mas; por cierto... has leído el último artículo del hotel conrado?
-Si macho y la verdad es que... NO HE ENTENDIDO MUCHO LO DE LOS NEGROS... -dijeron ésto último al unísono, ambos se miraron sorprendidos, como si hubieran sido testigos de un gran truco de magia, por la casualidad que se acababa de producir.
-ME CAGO EN LA LECHE, TIO... EHMM... EL BELVEDERE QUIERE QUE ME LA MENEE... - volvieron a decir al unísono, hasta las pausas fueron completamente iguales, desde luego un acto extraordinariamente sorprendente.
Luis no daba crédito y abrió los ojos como nunca lo había hecho, aun la frase que se acababa de inventar, que nunca había escuchado, y que respondía a su improvisada imaginación para poner a prueba la casualidad la dijo su amigo al unísono; Adrián, a su vez, creyó vivir un episodio propio de una alucinación, pero después se dio cuenta de que no había fumado nada en todo el día y que este capítulo era real, sumergido en una nube extasiado, convencido de que estaba viviendo el episodio mas bizarro de su vida y que esta situación no pertenecía a la realidad, inconscientemente reaccionó acercando sus labios a los de Luis, cerró los ojos pretendiendo saborear la boca de su amigo.
Luis lo rechazó con el cejo fruncido retorcido de vergüenza.


contador de visitas