lunes, 7 de julio de 2008

COMING BACK

"Oh oh vuelvo, regreso a mi dulce hotel" cantaban Los Elegantes. Crecí con ellos y no puedo remediarlo. De vez en cuando me asalta alguna de sus melodías. Sus historias. Su movida. Quién se acuerda de ellos ahora. Nadie. Papeles archivados en algún oscuro cajón en un sucio despacho de la SGAE. Hum..........No diré más al respecto.

Quién no quiere a veces volver atrás. Volver al olvido, al sueño, a la melancolía, a la incomprensión, a la más pura y bendita ignorancia. A ser un botarate. A borrar las sombras de duda. A derribar el muro. "Tear down the wall" Y los corazones sangrarán y los artistas bailarán de arriba abajo.

Y volvimos otra vez. Por un día y una noche nos sumimos en el desconcierto y en la locura. En el olvido. En lo fantástico. En un desfile de chimbante inconsciencia. Encendimos la hoguera de la hermandad a ritmo de Baragüá. Sombras que juguetean vivaces en la noche. Al arrullo de la luna, en el cementerio. La santidad no reside en la bondad. Está en el falso arrepentimiento. Que nos permite volver a pecar y a destruir para de nuevo arrepentirnos y ser santos. Dios no está en todas partes. Dios es todo. Ahora lo comprendo. Excusas baratas para almas perdidas.

Igual que el telediario. Noticias breves sin hueso. Somos culpables todos y yo el primero. Rascando siempre el pellejo, quitando la piel muerta. Exfoliando, pero aquí nadie se arrancá un pulmón. Y mucho menos el hígado. Órgano vital por muchos motivos. Y es que tal y como van las cosas se vuelve necesario tener una potente máquina de destilar licores. Hundirse en el sopor y en el olvido. Y el asco. Siempre el asco perpetuo. Hablan de revolución. De cambio. Cuanto más cambian las cosas, más se mantienen tal y como están. No existe valor ya. Y es que,l tenemos mucho que perder y quizá no tanto que ganar. Quizás en otros lugares las cosas sean diferentes, pero aquí... Un momento, ¿aquí? ¿Aquí dónde caballero?. En esta Europa desmemoriada querido amigo. Ni más ni menos.

Y yo, vuelvo a lo de siempre. A la rutina y al sinsabor y a darles patadas a los días para ver si pasan más rápido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La santidad reside en el falso arrepentimiento? Buena frase. Sin embargo, mi idea de la santidad guarda mas relación con la penitencia. Esa es la santidad de las pozas. Como comprar una entrada para el cine: pagas lo que cuesta y... choff!! Te sumerges en un millón de agujas que se te clavan sobretodo en los testículos. Y eso ocurre independientemente de cual sea el pecado cometido. El arrepentimiento, falso o no, se da por hecho. No somos masoquistas. Queremos comprar el perdón.


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